jueves, 6 de mayo de 2010

Paso a Paso (IV)

El Martes Santo llega a Badajoz con sabor a carbón, el que hacía moverse a las viejas locomotoras. También llega con sabor a río. Ese, que según el gran poeta Manolo Pacheco, “tiene nombre de mujer”. Sí, porque este río de aguas apacibles, de suaves brisas mecidas al compás de tiernos amores, se sobrecoge y paraliza convirtiéndose en un inmenso espejo de agua, para que las estrellas se reflejen y den un poco de vida a un Señor de la Angustia que, con la mirada perdida en el universo, se entrega por amor, el mismo que derrocha su madre de la Misericordia.

El morado de sus discípulos, llena Badajoz de un barrio que, desde hace ya algunas décadas, llega hasta el mismo centro neurálgico de la ciudad tras cruzar el histórico Puente de Palmas. Pero antes de rendir pleitesía en el viejo campo de San Juan al más grande de los templos pacenses, habrán sonado y clavado como dardos las siete palabras de un sermón escuchado en una de las plazas con más renombre de Badajoz. Allí ante la Patrona se escucharon este año esas Siete Palabras.
Cofradía de barrio y de penitencia y que, posiblemente, se distinga del resto de hermandades por su peculiar forma de ser. Creada para procesionar en la tarde del Viernes Santo cuando el sábado aún no era de gloria y por una incomprensible decisión, se adaptó a las normas y, cada martes santo nos llega particular manera de entender la Semana Mayor de Badajoz. Con un largo recorrido y con un intempestivo horario, la conocida como “cofradía de la estación o de los ferroviarios”, hace su estación de penitencia sin apenas expectación. Es este, el de los horarios, un tema al que habrá que darle una solución pues, para nuestra desdicha, la de todos, todavía no hemos sabido adaptarnos a las bellas madrugadas primaverales. Pero el Señor de la Angustia y la Reina de la Misericordia, bien se merecen el calor de sus fieles devotos. Por otra parte, y sobre todo pensando en el auge que está teniendo nuestra Semana Santa, es imprescindible un toque de estética que no tiene que estar separada de lo que es dura penitencia.

También es cierto que esta hermandad hace una envidiable labor social y que ha hecho suya la bíblica frase de “que tu mano izquierda, no sepa lo que hace tu mano derecha”, quizás lo más importante, pues ante la Angustia, siempre ha de prevalecer la Misericordia.


Gabriel Enrique Sardina Sánchez


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