lunes, 7 de junio de 2010

EL SEÑOR VINO A MÍ


Por desgracia, y porque así lo han decidido los que manejan el calendario a su antojo, ya no son tres los emblemáticos jueves que, desde siempre, desde toda la vida, han lucido más que el sol. Si mis células cerebrales han optado por mantenerse a un ritmo moderadamente ágil, creo que de los tres mencionados jueves, tan solo nos queda al que denominamos santo. Ello no implica que celebremos con la solemnidad que debe caracterizar el Día del Cuerpo y la Sangre de Cristo, el Corpus Christi, aunque sea en domingo, espléndido y humano, fervoroso y lleno de argumentos para agradecerle Su presencia entre nosotros. Es Cristo, el que una vez más, sale a nuestro encuentro en la calle y, ¡Quien sabe!, quizás esperando que le devolvamos la visita, pues mucho me temo que cada día, y a pesar de su enorme esfuerzo, nos vamos olvidando de todo el amor que su corazón va derrochando sin pedir nada a cambio.

La festividad del Corpus Christi nos exige un paso más: hay que pasar del aspecto privado, a la fe pública y activa. Ayer, al paso del Señor, fuimos nosotros quienes nos arrodillamos (una práctica cada día más en deshuso) porque, entre otras cosas, vemos que la fuente del amor y de la alegría, de la esperanza y del amor, del perdón y del futuro, fluye en uno de los días más grandes de nuestro calendario cristiano. ¡Dios esta aquí!

En el Corpus, la presencia del Señor, se dilata. No se conforma con recibirnos, cómodamente, en el interior de una iglesia. Ahora, el Señor, nos dice: si creéis de verdad en mí, dad también testimonio de mí y conmigo.

¿Es la procesión del Corpus una manifestación pública de nuestra fe? ¿Somos conscientes del gran don, del gran milagro, de la gran presencia divina que sale fuera del templo en medio de una lluvia de pétalos, en custodias sencillas o artísticas, incienso y música?

El Señor, más que custodias, nos necesita a nosotros. Custodias, pero de carne y de hueso; para amar y para ayudar; para levantar y dignificar tantas situaciones que, injustamente, emergen a nuestro encuentro.

El Señor quiere que, nosotros, seamos las más valiosas y auténticas custodias de su amor allá donde nos encontremos. No podernos conformarnos con acompañar a Jesús, en el día del Corpus, y a continuación, encerrarle —sin más trascendencia- en la conciencia de cada uno.

Este año, la festividad del Corpus, nos ha debido interpelar: ¿Qué hago yo por el Señor? ¿Manifiesto públicamente mis convicciones religiosas? ¿Son mis acciones y mis palabras destellos de que Dios vive en mí? ¿Soy custodia, que cuando se contempla, infunde caridad, cercanía, compromiso, justicia, paz, etc.?

Sin ningún tipo de dudas, un día para reflexionar y una reflexión que debe permanecer en nuestro interior toda la vida.

Badajoz se vistió de gala. Emocionante la salida de la Custodia a los sones de la Marcha Real, (en Granada, Toledo y me imagino que otros muchos lugares de progresía trasnochada han olvidado que Cristo es Rey de Reyes y “se han olvidado” de rendirle los honores que como tal merece), gran cantidad de fieles y una extensa y variada colección de medallas de los regidores de nuestras Hermandades y Cofradías que, curiosamente, olvidaron portar la insignia más importante; el guión que representa a miles de cofrades. Impecables los altares, los querubines que han recibido por primera vez el cuerpo de del Señor, y esperemos que no sea la última, y la gallardía y el saber estar de la Junta de Gobierno de la Asociación de Costaleros y Capataces de “San José” a la que, por cierto, se le debería dar algo más de protagonismo en la organización del desfile procesional. ¿Quiénes mejor que ellos para tal menester tras tantas décadas haciéndonos vibrar con su buen hacer costaleril?

En definitiva: no fue un jueves como los de antaño, dichosito calendario. Era lo de menos. Lo verdaderamente importante es que Dios nos volvió a invitar a recordar su subime mensaje de amor.


Gabriel Enrique Sardina Sánchez

Corpus Badajoz 2010









domingo, 6 de junio de 2010

Maria Auxiliadora




Mi buen amigo Julian Correa (hijo) , nos trae estas estampas del pasado día 24 de Mayo, festividad de María Auxiliadora , de la procesión que con este motivo y como viene siendo tradicional, sale de la Parroquía del mismo nombre. La Virgen fue portada por alumnos del colegio Salesianos y acompañada por numerosos fieles a lo largo de todo su recorrido y por La Filarmónica de Olivenza que interpretó diferentes marchas .

jueves, 3 de junio de 2010

Imagenes de Jueves Santo










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