lunes, 16 de noviembre de 2009

DETALLES ( I PARTE )

Después de unos días sin la colaboración de Gabriel y sus artículos por motivos de salud y ya recuperándose poco a poco Gracias a Dios, hoy vuelve a Tomar la Palabra.
Amigo Gabriel nuevamente usted la tienes :


A pesar de que nuestra Semana Santa ha sufrido un notable cambio que, por poner un simple ejemplo, le ha supuesto ser reconocida como de interés turístico regional, no deja de ser cierto que aun en su magnificencia, hay ciertos detalles que, para que negarlo, son tan necesarios como imprescindibles ya que la estética (que es a lo que quiero referirme) es esencial en cada uno de nuestros desfiles procesionales. Quizás porque todavía no hemos asimilado que, al margen de ser una tradición netamente española, de lo que se trata es de sacar a Dios y a su Madre a la calle manifestando nuestra fe en ellos. Una fe que, por cierto, cada día debe estar más arraigada ahora precisamente que el laicismo progre nos está poniendo en la diana como si considerarse cristiano fuese un delito. ¡Bendito delito!

Pero quedémonos con esos detalles que casi obligatoriamente debemos de pulir. Uno de ellos es la antiestética costumbre de colocarnos la medalla de nuestra hermandad encima del antifaz, con lo que los nazarenos pierden su bella estampa. La medalla, símbolo de pertenencia a una determinada cofradía, debe portarse en los actos y cultos organizados por la misma y ya en la estación de penitencia bajo el antifaz.

Otro tanto de lo mismo ocurre con los cirios “electrificados” que portan algunas hermandades con el fin, pienso yo, de que la cera no dañe las túnicas nazarenas olvidando que la luz es signo de vida y no precisamente la que desprenden las baterías (pilas), pues más parecen adornos navideños que lo que realmente deben de ser. ¿Qué la cera mancha las túnicas? Para eso están las tintorerías aunque los hermanos tengan que rascarse el bolsillo ya que con la cuota anual que se suele abonar por este concepto, no hay ni para flores. Pertenecer a una hermandad significa contribuir económicamente para que esta pueda llevar a cabo lo que obligadamente reflejan sus reglas y que, en muchos casos, quedan en el aire precisamente por falta de liquidez.

También es cierto que hay cofradías cuyos nazarenos de luz son eso precisamente, de luz. Con cirios de cera aunque de limitada calidad, lo que supone que a mitad de recorrido, el cirio se haya convertido en una velita. Las juntas de gobierno han de concienciarse que hoy en día, hay un amplio mercado de cera, de los más variados colores y tonalidades, lo que daría al desfile procesional un diferente carácter, engrandeciéndolo por supuesto.

Son, en definitiva, particularidades tan necesarias como majestuosas de las que, creo humildemente, se debe de tomar buena nota si de verdad amamos la semana más grande del año, por lo menos para nosotros los cofrades.

Ah, y de las túnicas por las rodillas, deportivas, uñas y ojos pintados y alguna otra cosa más, lo dejamos para el próximo capítulo.

Gabriel Enrique Sardina Sánchez

2 comentarios:

Unknown dijo...

Estoy de acuerdo en esos comentarios tambien quisiera añadir alguno que otro mas, como por ejemplo, salir en la estacion de penitencia no es salir a saludar a todo aquel espectador que conozcas y mucho menos lebantarse el antifaz.
Un cordial saludo.

Manuel López dijo...

No solo son los detalles que apreciemos en la calle los suceptibles de comentar. Tampoco se pueden escapar esos otros que vemos cuando los titulares se encuentran en sus respectivas capillas. La cofradía del Descendimiento debería tomar nota y sacar a la Virgen de La Esperanza todo el partido que tiene como talla, es una autentica belleza. Bien por haberla vestido de luto en este mes de noviembre y francamente mal por como está.

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